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Allá por el verano del 2008 me encontraba con un grupo de 140 y pico personas realizando la fase presencial del curso de entrenador superior en Málaga. Tras las largas jornadas de clase, con mucho gusto nos escapábamos a un bar para ver los amistosos de preparación de la selección española de baloncesto y al día siguiente antes de empezar y entre clases, el tema en los corrillos, amén del examen de turno, era el partido del día anterior; la riqueza táctica que un entrenador con fecha de caducidad en la selección y con apenas un mes de trabajo había inculcado a la selección.
Quizá que el periodo del seleccionador estuviera decidido de antemano, quizá la incertidumbre creada tras el paso del anterior o un grupo de jugadores con mucha hambre sirvió para que el nivel de baloncesto creciera; un equipo dónde cualquiera de los convocados podía hacerte un roto y que al terminar el partido era difícil echarle la culpa de la victoria a alguien.
Durante el juego los jugadores estaban dónde debía y como resultado de ese juego hablamos de tú a tú a los americanos (buenos) en la final, un logro también de quien los dirigía aunque algunos echáramos de menos alguna de las zonitas que tan buen resultado le dieron en su anterior club.
No sé en qué momento, ni las razones (mejor dicho no quiero plasmarlas por escrito) pero de un tiempo hacia acá me resulta desconocida la selección, sin identidad más allá que la de sus protagonistas en ese momento, con la sensación de que jugamos como el quinteto sobre la pista puede improvisar. Esa sensación de empobrecimiento táctico/estratégico, lejos menguar se acrecienta con el tiempo y con los partidos.
No entiendo cómo es posible que la mayor concentración de NBAs de la historia en la selección (exs + actuales + futuros) completados con un grupo más experimentado dónde abundan títulos y MVPs, después de tres temporadas a las órdenes del mismo seleccionador que se supone da continuidad a un proyecto y que cada año debería sumar se haya vuelto predecible y dependiente.
Predecible en cuanto a que hay cambios y rotaciones que uno puede adelantar desde el sillón independientemente de cómo esté jugando el equipo, jugadores que ni siquiera miran a canasta, que los sistemas no les ayudan a recibir con ventaja y en buena posición para ellos, dónde en defensa sabes cómo van a ser superados y que no les van a cubrir los otros cuatro y dependientes en cuanto a que las habilidades y talentos de unos pocos son los que sacan los partidos adelante.
Podría entenderse que ser predecibles podría ser algo positivo siempre y cuando lo puesto en práctica se convirtiera en un referente y nos aportara a los aficionados ideas y nuevos puntos de vista.
Veo un punto de inflexión tras las Olimpiadas de Londres estemos o no en ellas; debería de ser un sí y un papel decente. Tendremos jugadores importantes que habrán sobrepasado su punto ideal de maduración y que ya difícilmente llegarán al siguiente ciclo olímpico; otros que tras innumerables oportunidades deberán coger en la selección el rol que tienen en sus equipos. Veremos si el relvo se realiza sin afectar al estatus de la selección.
Ojalá vuelva ese periodo no muy lejano dónde al gusto de ver jugar buenos jugadores se sume el gusto de ver jugar a un equipo, un equipo con identidad propia
Estoy de acuerdo, yo tampoco reconozco a la seleccion española de baloncesto. Este europeo dudo que quedemos en el podium. Desde que Scariolo se ha hecho cargo de la seleccion, se ha perdido agresividad en defensa y en ataque los jugadores estan muy estaticos y no saben jugar sin balon, por conseguiente el ataque es poco fluido.
Ademas tenemos una plantilla muy corta de 6 ó 7 jugadores ya que los LLULL, CLAVER, RICKY, SAN EMETERIO, ETC, en el mejor de los casos no aportan nada a la seleccion.
En 2006, teniamos como segunda unidad, a Bernie, Mumbrú Rudy, etc, jugadores que si aportaban cosas importantes al juego del equipo.
Ahora como al principio, dependemos de Navarro y Pau Gasol para ganar los partidos.
Por favor, que vuelva PEPU y se marche Scariolo y Saez